Por: Imagen Institucional Publicado el: 13 May 2021

La Historia del Padre Javier Nugent

Invito a los laicos a que sientan y vivan el "Ser Marianista"

Casi tres años estuvo el padre Javier a cargo del Noviciado en el Centro Marianista de Santiago y como titular de la misa dominical en el Santuario de la Virgen del Pilar del mismo recinto. Contaba que en ese tiempo ha ido conociendo las CLM de Chile y siente que a veces, tanto a laicos como a religiosos, "nos falta mística y profecía". Por eso nos invitaba a darnos impulso viviendo una misión común, atentos a la realidad que nos ha tocado vivir.


El padre Javier Nugent Bambarén, SM., nació en Lima el 10 de julio de 1954. Estudió en el Colegio Champagnat de Lima, perteneciente a la Congregación de los Hermanos Maristas. Sin embargo, la Parroquia de su sector estaba a cargo de la Compañía de María, que a la postre sería la influencia decisiva para seguir a María según el ejemplo del Padre Chaminade. Esa relación desde niño, potenciada por su familia que tradicionalmente se había vinculado a la Iglesia (dos de sus tíos han sido obispos, en tanto que algunos de sus primos y primas son sacerdotes y monjas), trazó un camino por el cual siempre se sintió llamado a seguir.

Estudió Comunicación Social en la Universidad cuando realizó la experiencia del Noviciado en Buenos Aires. Después de graduarse, decidió finalmente seguir su vocación de sacerdocio y se ordenó en 1984. Su primer trabajo pastoral lo desarrolló en un barrio muy pobre del El Callao y calzó justo con lo que Javier buscaba como misión: estar con los pobres y trabajar por la promoción humana. "Era una época en que la vida religiosa estaba muy convulsionada y con deseos fervientes por mostrar su elección preferencial por los pobres y a mí me tocó hacer camino en esta experiencia de trabajo popular", contó Javier.

Allí, en la Parroquia María Madre del Redentor, que con sus propias manos levantaron los vecinos del barrio, Javier se preocupó no sólo de transmitir el mensaje evangélico en forma permanente, sino especialmente en apoyar la promoción humana. En esa época el Perú atravesó por una de las crisis económicas más duras empobreciendo cada vez más a la población, por lo que uno de los ejes más fuertes del trabajo de Javier fue realizar "ollas comunes" para responder a la necesidad de la gente de poder comer.

También fue una época violenta y en más de una ocasión, Javier y los pobladores de su parroquia desafiaron al grupo Sendero Luminoso, que organizaba paros armados y exigía a los fieles plegarse a la acción. Algunos de sus miembros habían sido alumnos de Javier en la escuela donde trabajaba como profesor, y por eso lo respetaban y nunca llegaron a hacer efectivas sus amenazas.
A mediados de la década de los 80 fue nombrado Viceprovincial de los Marianistas en el Perú y su segunda gran misión lo llevó a estar a cargo de una en la sierra de La Libertad (Otuzco). Allí estableció el Centro de Formación de Pastoral Rural ‘María Madre del Buen Consejo', dedicada a la promoción de los campesinos como agentes pastorales, que junto a esta labor fue también centro de desarrollo y promoción de sus habitantes. Fue un proyecto realmente muy interesante y bonito, que todavía sigue funcionando gracias a laicos comprometidos que lo dirigen ahora. Tuvimos el apoyo de la ONG Ingeniería Sin Fronteras, que nos ayudó en la construcción de caminos, electrificación rural, instalación de agua potable y servicios básicos, entre otros", comenta.

De Misión en Chile

A fines de 2007, el padre Javier llega para hacerse cargo del Noviciado en el Centro Marianista de Chile. Allí trabajó acompañando a los novicios que venían de toda América Latina, en su proceso de discernimiento espiritual para seguir la vocación Marianista.

"Había estado antes muchas veces en Chile visitando el Noviciado, porque indirectamente siempre estuvo ligado a la formación. El primer año fue más de adaptación pero ya al segundo tomó con más fuerza las riendas", contó Javier.

Hoy tenemos un grupo importante de Novicios en Santiago, pero curiosamente ninguno de ellos es chileno ¿Por qué crees que nos están faltando vocaciones en Chile?

Pensó en dos motivos fundamentales. Primero, hoy día en Chile la sociedad se ha acomodado mejor y al instalarse ha ido perdiendo, sin darse cuenta, otros valores que hacen al desarrollo pleno de la persona humana; entonces hay más posibilidades de vivir con comodidad, de estudiar o conseguir un trabajo; junto con esto también esa misma sociedad vive una especie de "ateísmo práctico" donde a Dios se le ha ido desplazando y ha sido reemplazado por otros dioses, como el auto, la profesión, el departamento nuevo, el dinero, es decir, cosas que naturalmente nos gustaría tener, centrando la felicidad en el logro del individuo y no en el vivir siendo para los demás.

Creo que en Chile sí hay vocaciones. Quizás nos hace falta acertar en la forma de cómo convocamos y nos comunicarnos con los jóvenes. El joven de hoy es atraído por el riesgo. En la medida que respondamos a su interés, ofrecerles voluntariados, misiones... una visión del mundo realista, respuestas a sus búsquedas; creo que irán apareciendo también más novicios chilenos. Hay gente que ora, que reparte comida o que participa en proyectos de desarrollo...la iniciativa "Posible otro Chile", son pistas o señales que nos van abriendo parcial o totalmente a un horizonte nuevo. Hay que ser capaces de devolverle el alma a Chile, sembrando en el corazón de los jóvenes un nuevo amanecer en donde la inquietud por Dios se convierta en un elemento movilizador y descubran que Jesús. El Señor de la Vida sigue llamando desde las exigencias del Evangelio.

El P. Javier nos dejó un gran legado y partió a la casa del Señor el 12 de mayo del presente año.
Descansa en paz P. Javier, la comunidad del SM te recordará con el cariño que nos diste.

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